La que se viste de verde por guapa se tiene

"She had lived, we´ll say, a harmless life, she called virtuous life, A quiet life, which was not life at all (but that, she had not lived enough to know)" -Elizabeth Barrett Browning-

jueves, noviembre 8

Malentendido



Y, fíjate, pensaba que  no te quería. Al darme cuenta de que se puede estar sin ti, creí que me había librado de esta carga que llevo arrastrando los dos últimos años. Resulta, me dije, que todo ese amor que tenía dentro no era más que costumbre y ahora estoy mucho mejor, divirtiéndome y siendo libre.

Por un breve momento toda esa pena de inseguridades y soledad que suele venir acompañada de una ruptura se desvanecieron y volví a ser (o fui por primera vez, no lo tengo claro) una mujer como esas que están hechas de hierro que salen en los programas a imitar. Me dejé llevar por la sensación de poder, y curiosamente fuiste mio de nuevo. De repente todo era romance y risas, paseos y abrazos. Me mirabas como si te hubieras dado cuenta de que sin mi la vida es mucho peor y conmigo mucho más bella. Como si yo fuera más bella. Como si tú fueras mucho peor.

Ah, me confié. Pobre de mi, que muy al contrario de lo que hubiera asegurado, no estoy hecha de hierro y al siguiente pestañeo las tornas habían virado y volvíamos a cambiar puestos en esta carrera absurda del amor.  Me confié y volví a sentirme llena y entera sólo cuando tú me mirabas, feliz sólo cuando me llamabas y mujer sólo cuando me tocabas.

Y aquí estoy de nuevo, sola y deseando que vuelvan a cambiar las tornas, aunque sé que lo más inteligente es dejarlo estar y seguir mi camino sin ti por delante, sin ti por detrás.

Etiquetas:

viernes, julio 11

hogar, dulce hogar.

En un lado el asfalto. Todos los dias a las siete de la mañana. Monotonía, la misma canción que no tiene melodía. El sonido sordo de una hora en el tren. Vagón lleno de pacientes extraños con cara de póker. Mi propia cara de póker. El cansancio, el estrés, el dinero. Mi propia cara de póker.
En otro lado los parques, las metas a corto plazo que quedan a medias. Los maravillosos días grises de lluvia que hacen del verano algo especial. la fruta vendida por piezas. Las especias exóticas, las personas de todo el mundo, los miles de lenguas que se mezclan en un solo sonido, en una sola raza. La humanidad de la ciudad. La ropa, las tendencias, la comida, los pubs, las universidades, las oportunidades profesionales, las nuevas amistades.
En otro lado una playa, sol, calor. Amigos, familia, sonrisas, risas, tranquilidad, estabilidad, amor. HOGAR.

domingo, julio 6

Falocentrismo

¿Os habéis dado cuenta de que al hablar del parecido entre los genitales y frutas/verdura/marisco hay una especie de construcción sexista de la frase? Es decir, si hablamos del pene solemos decir que la imagen se parece al referente, como es lo normal, por ejemplo: "El calabacín tiene forma de polla" "ese pepino es enorme, qué vas a hacer con él?" (en este caso haciendo una broma al referirse al parecido de la verdura con el órgano masculino), y así con muchas otras frutas y verduras que, parece ser, opinamos que fueron puestas en la tierra a imagen y semejanza del adorado falo.
Sin embargo, al hablar de la vagina, es ésta la que se parece a moluscos o frutas, incluso a heridas abiertas. Es decir, que en la imagen falo-verdura es el primero el que es representado y la verdura la que lo representa; Pero en el caso de la típica comparación, por ejemplo, vagina-molusco curiosamente es el animal el representado por la vagina. En pocas palabras, parece que la imagen de la vagina resulta menos clara que la del molusco para nosotros. Al utilizar una imagen normalmente ésta debe ser menos fuerte que el objeto representado, por lo tanto, deduzco que la imagen de la vagina es menos fuerte que la imagen de cualquier otro objeto que pueda guardar semejanza física con ella. Sin embargo, el pene está tan asumido por toda la sociedad como elemento dominante, que cualquier objeto que guarde parecido con él es el subordinado.

viernes, abril 11

Vacio Existencial

- ¿Crees en Dios?

- Me temo que no, no creo en Dios.

- ¿Y cómo puedes vivir?

- Bueno, tengo que admitir que algunas noches, en ese momento en el que te quedas solo con tus pensamientos, a veces siento un miedo tan profundo y devastador que me deja vacía; es ese tipo de miedo que sabes que no vas a poder consolar con nada, ni siquiera con el recuerdo feliz más potente que tengas.
Siempre que oigo hablar de Dios, pienso en esos momentos y deseo poder cambiar mi ausencia de fé por la creencia más fundamentalista para, así, poder acabar con el vacío absoluto que puedo ver en mi futuro si me molesto en mirar en esa dirección.
No obstante, la mayoría del tiempo procuro estar ocupada en cosas mucho más vanales, como vivir, y , así, evitar el terrible escalofrío de la verdad más absoluta, la muerte.

domingo, febrero 24

sigue el camino de baldosas amarillas

Vivimos en una época nueva, una época de incertidumbres. Las obligaciones morales casi han desaparecido por completo y las que quedan se confunden unas a otras a través de los medios. Existen tantas fuentes de información que uno ya no sabe qué es lo correcto, la mayoría de nosotros, de hecho, comprende que NO EXISTE UN CAMINO CORRECTO, sino que cada uno te lleva a un lugar diferente.
Hay quien elige no ver esta variedad, quienes se centran en un sólo camino, el que, por influencia, han tenido más cerca, que es más fácil de tomar.
Hay quien ve con claridad todos estos caminos y elige uno conociendo perfectamente cada una de las posibilidades que se abren ante si. Mentes preclaras, personas activas y decididas que entienden cada uno de los pasos a seguir.
Otros, en cambio, no ven ningún camino, pero los imaginan. Y estas personas tienen el poder de hacer cada una de las puertas, que imaginan se abren ante sí, realidad.
Por último están las personas que, como yo, ven unos caminos, imaginan otros y son incapaces de decidir si tomar uno real o uno imaginario.
Ambos caminos están ahí, y, de hecho, no son dos sino miles. Hay que tomar una decisión y a medida que pasa el tiempo se cerrarán las puertas y cada día costará más volver a abrirlas.
Ante esta variedad a veces se siente miedo, un miedo atroz que te inmoviliza. Un pánico que te hace creer que cualquier decisión será la equivocada y te llevará a la más profunda de las tinieblas. Una vez superado el miedo se siente poder, libertad: se abre ante tí la posibilidad de hacer cualquier cosa, y si algo no funciona siempre habrá otro camino para tomar. Por último la realidad se apodera de tu visión, el camino de baldosas amarillas se convierte en una carretera asfaltada. Tus necesidades se convierten en las de la mayoría y cada vez tienes más claro qué puerta abre tu futuro. La convención, a la que tanto llamaba en mis noches de pánico, al fin se hace con mi vida.
Me puedo revelar... pero, ¿quiero?

viernes, febrero 22

Dia de libertad

Anoche soñé con una vieja amiga. Una imagen tan intensa del pasado suele hacerme sentir bien. De repente volvía a estar con ella, volvíamos a tener una de esas tardes maravillosas de hace diez años metidas en la habitación de una de las dos, hablando de nada, riendo de todo. Todo eran sueños, todo eran sentimientos y pocos hechos llenaban nuestros recuerdos. La ropa, los pósters, las cortinas las colchas, coloreaban la habitación de paredes amarillas (curiosamente a mi amiga, actriz, el amarillo le producía una aversión supersticiosa). Y ella y yo, sentadas en la cama, compartíamos una parte de nuestra juventud que siempre recordaré.
Me he despertado feliz, con la sensación de que no era un sueño. He desayunado y, mientras, he visto Caótica Ana.
No voy a hablar de su argumento o de su técnica. Me he sentido tan cerca de la protagonista. Ana me ha hecho sentir, a través de su forma de vivir, libre. La he relacionado inconscientemente con mi adolescencia, y con mi amiga. Ha sido como soñar de nuevo, he entrado en un trance del que aún no he salido del todo.
He subido al autobús, bajado de él, entrado en el metro, salido, caminado al trabajo... en una nube de libertad y autoconsciencia que me hacía sonreir.
He estado todo el día acompañada por Eva y Ana.

miércoles, octubre 17

Pepa y Pepita

En mi viven dos personas. A veces incluso tres, pero centrémonos en esas dos.
Por las mañanas, Pepa se levanta con fuerza, con un montón de ideas, con la sensación de poder comerse el mundo de un solo bocado. Pepa quiere vivir, quiere salir a la calle a recorrer la ciudad sin dejarse nada. Y sabe que puede hacer lo que le venga en gana, porque la vida se lo ha demostrado en otras ocasiones.
A medida que avanza el dia, Pepa se va yendo y va apareciendo Pepita.
Pepita es miedosa, la incertidumbre le pone nerviosa y en Londres no encuentra tila. Pepita se siente afortunada de vivir con su amado Daniel, que le acaricia el lomo proporcionándole una tranquilidad instantánea. Y de vivir con los tres hermanos que le proporcionan risa y distracción para no tener que pensar en sus preocupaciones. Pepita se va a dormir temprano porque Pepa ha estado todo el dia arriba y abajo buscando trabajo y conociendo la ciudad. Pepita está cansada y no quiere pensar en sus miedos, asi que se acuesta: la cama le hace sentir protegida. (Sensación ficticia, ya que sin dinero no hay cama).
Cada noche que me acuesto temo despertarme con Pepita, pero ella prefiere la noche, ella es sólo la debilidad del cansancio.
Pepa ve la luz del día y se ducha y se viste dispuesta a todo.

Etiquetas: